Como Maestro, quiero marcar la diferencia entre ambos roles.
Un alumno solo ve una relación económica, paga por un conocimiento, obtiene su información como si fuese una mercancía, y luego se retira. En el mejor de los casos, sin hacer daño, sin emplear emociones. Peor es cuando fingen ser discípulos y se va llevandose la confianza pero quedando al descubierto solo su hipocresía y ambición ante los ojos de todos.
Un verdadero discípulo no ve lo comercial, ve lo personal. Toma al Maestro como Padre o Madre, le honre, por que planea ser honrado. Le da importancia al conocimiento, pero mas al trato, al respeto, al amor. Promete y se compromete a no hacer daño y así actúa, con cuidado, sintiendo que lo que toca es frágil.
Al alumno hay que ponerle normas, horario, reglas, recordarle la limpieza del salón, personal, las asignaciones , la puntualidad y muchas cosas mas que agotan al Maestro por que opone energía en su perfeccionamiento. Al discípulo por el contrario, el cumplimiento , la responsabilidad y el respeto son automáticos para con el Maestro, con sus compañeros y condiscípulos.
El alumno, en medio de sus intereses mezquinos, ve al Maestro como un recipiente de meros "conocimientos" y lo abandona después de haberlo vaciado sin agradecimiento ni respeto.
El discípulo ve al Maestro como una fuente de "sabiduría", da gracias al cielo por la presencia de este ser de luz,
se muestra realmente solidario y colaborador. Y lo mas importante, nunca dejará de agradecer al cielo por esa revelación de saberes ni dejará de estar agradecido con el ser que fué el canal del cielo para llenarle.
Un alumno que alaga al Maestro, en el fondo es solo un detractor, quiere algo que le interesa momentaneamente y le envidia en lo mas profundo.
Cuando un discípulo atiende a su Maestro, solo intenta retribuir con algo pequeño tan grandes revelaciones que le ha dado desinteresadamente.
El alumno puede desilusionar al Maestro pues finge cambios y virtudes que no se han dado en su ser. El discípulo no. Ya traía esas condiciones y solo le corresponde al maestro hacerselas descubrir, como quien pule un diamante en bruto.
El alumno se va y no resgresa ni siquiera a dar las gracias y a veces ni siquiera reconoce con humildad a quien fué la fuente de sus "conocimientos".
El verdadero Discipulo, en cambio, espera sin presionar al maestro hasta que va llegando cada "saber" pacientemente, pues no pretende irse definitivamente aunque sabe que llegará el momento de su independencia, individualidad y adultez.
Al final del proceso, el alumno solo compró "conocimientos" no muy arraigados ni porfundos a cambio de una mensualidad. El Discípulo ha dejado su tiempo y esfuerzo y ha disfrutado saboreando el conocimiento del maestro haciendolo su propio "saber"
El Maestro llama a todos, pero son solo pocos los elegidos. El Cristo tuvo miles de alumnos y solo 12 discipulos. El nombre del alumno hasta puede ser olvidado por el Maestro, mientras que el Discipulo ha llegado a ser un hijo, familia y parte vital en la vida del maestro.
QUIERO A MIS ALUMNOS PERO AMO A MIS DISCIPULOS.
Los alumnos se cuidan solos, a los Discípulos los proteje el Cielo.
DISCIPULOS, DIOS LOS BENDIGA!
Profesor Julio Mendez Bonilla
Al alumno hay que ponerle normas, horario, reglas, recordarle la limpieza del salón, personal, las asignaciones , la puntualidad y muchas cosas mas que agotan al Maestro por que opone energía en su perfeccionamiento. Al discípulo por el contrario, el cumplimiento , la responsabilidad y el respeto son automáticos para con el Maestro, con sus compañeros y condiscípulos.
El alumno, en medio de sus intereses mezquinos, ve al Maestro como un recipiente de meros "conocimientos" y lo abandona después de haberlo vaciado sin agradecimiento ni respeto.
El discípulo ve al Maestro como una fuente de "sabiduría", da gracias al cielo por la presencia de este ser de luz,
se muestra realmente solidario y colaborador. Y lo mas importante, nunca dejará de agradecer al cielo por esa revelación de saberes ni dejará de estar agradecido con el ser que fué el canal del cielo para llenarle.
Un alumno que alaga al Maestro, en el fondo es solo un detractor, quiere algo que le interesa momentaneamente y le envidia en lo mas profundo.
Cuando un discípulo atiende a su Maestro, solo intenta retribuir con algo pequeño tan grandes revelaciones que le ha dado desinteresadamente.
El alumno puede desilusionar al Maestro pues finge cambios y virtudes que no se han dado en su ser. El discípulo no. Ya traía esas condiciones y solo le corresponde al maestro hacerselas descubrir, como quien pule un diamante en bruto.
El alumno se va y no resgresa ni siquiera a dar las gracias y a veces ni siquiera reconoce con humildad a quien fué la fuente de sus "conocimientos".
El verdadero Discipulo, en cambio, espera sin presionar al maestro hasta que va llegando cada "saber" pacientemente, pues no pretende irse definitivamente aunque sabe que llegará el momento de su independencia, individualidad y adultez.
Al final del proceso, el alumno solo compró "conocimientos" no muy arraigados ni porfundos a cambio de una mensualidad. El Discípulo ha dejado su tiempo y esfuerzo y ha disfrutado saboreando el conocimiento del maestro haciendolo su propio "saber"
El Maestro llama a todos, pero son solo pocos los elegidos. El Cristo tuvo miles de alumnos y solo 12 discipulos. El nombre del alumno hasta puede ser olvidado por el Maestro, mientras que el Discipulo ha llegado a ser un hijo, familia y parte vital en la vida del maestro.
QUIERO A MIS ALUMNOS PERO AMO A MIS DISCIPULOS.
Los alumnos se cuidan solos, a los Discípulos los proteje el Cielo.
DISCIPULOS, DIOS LOS BENDIGA!
Profesor Julio Mendez Bonilla